EL BLOG

TU CEREBRO Y LAS ÚLTIMAS NOTICIAS

Oct 29, 2025

Veo cada vez más personas que luchan con lo que llamo "ansiedad informativa", esa necesidad inquieta y compulsiva de saber todo lo que sucede, de mantenerse informados, de aprender todo lo posible, sumada a la angustia que les produce intentarlo. Actualizan las páginas de noticias obsesivamente, se pierden en CNN cuando deberían estar durmiendo o se encuentran navegando por las redes sociales, sintiéndose abrumados por la sobre-estimulación y la insatisfacción.
 
No se trata de un defecto de carácter ni de falta de voluntad. En realidad, nuestros antiguos sistemas de supervivencia están siendo secuestrados por la tecnología moderna de maneras que nuestros cerebros jamás anticiparon.
 
TU CEREBRO ANTE LA INFORMACIÓN: EL DESAJUSTE EVOLUTIVO
 
Para comprender por qué la mentalidad de "aprender todo lo que pueda" se ha convertido en un problema, debemos analizar cómo evolucionó nuestro cerebro para procesar la información. Nuestros antepasados ​​desarrollaron lo que los investigadores llaman "curiosidad por privación": un impulso incómodo e inquieto que surge cuando tenemos una brecha de información que necesitamos llenar.
 
Imaginemos a nuestros antepasados ​​encontrando huellas de animales que nunca antes habían visto, o notando nubes oscuras en el horizonte. Esa sensación de picazón y necesidad de saber no era solo curiosidad ociosa, sino un mecanismo de supervivencia: Un depredador peligroso, una tormenta inminente. El cerebro capaz de llenar las lagunas de información rápidamente fue el cerebro que vivió para ver otro día.
 
La neurociencia ha demostrado que cuando experimentamos este tipo de brecha de información, nuestro cerebro libera dopamina (sí, el mismo neurotransmisor involucrado en la adicción). Literalmente, recibimos una dosis química al buscar la información que nos falta. La incómoda sensación de no saber se alivia cuando finalmente obtenemos la respuesta, creando un poderoso ciclo de refuerzo.
 
Este sistema funcionaba a la perfección cuando la información era escasa y difícil de conseguir. PERO, nuestros cerebros nunca anticiparon que desarrollaríamos tecnología capaz de proporcionar información infinita con solo pulsar un botón.
 
El panorama informativo actual es radicalmente diferente. Las noticias están disponibles las 24 horas, los 7 días de la semana, nos llegan mediante notificaciones, se adaptan mediante algoritmos y, por supuesto, se actualizan constantemente. Y los medios de comunicación tienen un arma secreta con la que la prensa impresa no puede competir: como las organizaciones de noticias ahora pueden rastrear con exactitud qué historias obtienen más clicks, se ven incentivadas a escribir contenido que capte la atención en lugar de simplemente informar sobre los hechos. Así nació el "clickbait" en Marketing, un término que captura a la perfección el ecosistema de supervivencia más escabroso que surgió cuando las noticias se trasladaron a internet.
 
Nuestros antiguos sistemas de búsqueda de información, diseñados para ayudarnos a sobrevivir a amenazas reales, ahora se ven activados por titulares diseñados para provocar miedo, indignación (IMPOTENCIA) y clicks compulsivos. Estamos utilizando cerebros de la edad de piedra para navegar en un mundo digital, y los resultados son previsiblemente problemáticos.
 
NO ES DE EXTRAÑAR QUE TODOS ESTÉN ANSIOSOS.
 
Hay otra dimensión de este problema con la que nuestros antepasados ​​nunca tuvieron que lidiar: distinguir entre información precisa e inexacta. Hoy en día, nos vemos inmersos en una mezcla de información precisa, desinformación accidental y desinformación intencionada. Los antiguos sistemas de procesamiento de información de nuestro cerebro no están preparados para gestionar esta complejidad, entendiendo además que el desarrollo del discernimiento ha sido cada vez más suprimido por entornos sociales y  educativos.  Terminamos creyéndolo todo (y abrumándonos con narrativas contradictorias) o no confiando en nada (y perdiéndonos información realmente importante) porque además tenemos un cerebro traumatizado, no desarrollado completamente que no sabe discernir. 
 
TRABAJANDO CON TU CEREBRO, NO EN SU CONTRA
 
En lugar de intentar forzarte a dejar de consultar sitios de noticias (de nuevo, un fallo de voluntad), intenta sentir curiosidad por los resultados reales de tus hábitos de consumo de información no solo de noticias pero de información en general. Esta es la esencia del aprendizaje basado en recompensas. Sí, el mismo sistema que crea hábitos puede usarse para cambiarlos cuando tomamos conciencia de lo que realmente obtenemos de nuestros comportamientos.
 
De nuevo, el objetivo no es desinformarse ni consumir la máxima información. En cambio, podemos explorar nuestro punto óptimo para mantenernos adecuadamente conectados con el mundo sin ahogarnos en contenido que nos provoca ansiedad.
 
Recuerda que tu cerebro ancestral no está roto. De hecho, está haciendo exactamente lo que evolucionó para hacer. El problema no es tu curiosidad ni tu deseo de mantenerte informada/o; es que estamos usando mecanismos de supervivencia diseñados para la escasez de información en una era de abundancia.
 
Cuando aprendes a trabajar con los sistemas naturales de aprendizaje de tu cerebro en lugar de contra ellos, puedes pasar de simplemente sobrevivir a la era de la información a realmente prosperar en ella. Puedes mantenerte informada/o sin sentirte abrumada/o, curiosa/o sin ser compulsiva/o y conectada/o sin sentirte consumida/o.