EL BLOG

ENTENDIENDO EL “INTERMEDIO” EN LA SANACIÓN DEL TRAUMA.

Oct 29, 2025

Llega un punto después del caos, después de la traición, y después de que te hayan quitado la alfombra bajo tus pies, donde te encuentras de pie, en medio de las consecuencias, dándote cuenta de lo profundamente que el trauma ha alterado tu vida y te ha impactado. 
 
No se trata de un colapso dramático, pero tampoco es todavía un renacimiento de las cenizas. Es el punto intermedio, turbio y desorientador. Es la parte donde todo todavía se siente inestable, delicado y crudo, donde no estás seguro de lo que sientes ni de lo que estás procesando por completo. Pero sigues dando un paso tras otro y ya te diste cuenta.
 
Este espacio es la parte de ti donde ya no eres quien eras, pero aún no eres quien te estás convirtiendo. También es un delicado espacio de equilibrio del que muchos sobrevivientes de trauma rara vez hablan porque: 
 
A) no es una historia clara; es confusa, incierta y llena de contradicciones emocionales. 
Y B) es difícil nombrar una experiencia personal que se mantiene en esta suspensión emocional donde necesitas más dirección y respuestas.
 
Pero este espacio intermedio es crucial. Aquí comienza la reconstrucción silenciosa, donde el polvo se asienta y empieza el verdadero trabajo de sanación, a menudo invisible pero profundo.
 
Si estás aquí, en ese espacio intermedio, ten esto en cuenta: no estás perdid@. Estás en proceso y eso es sagrado. Ese espacio es lo que perdura después de sobrevivir al tipo de abuso donde te sonríen mientras te clavan el cuchillo más profundamente en la espalda. Es la secuela de alguien que intenta usar la guerra psicológica para traicionar tu confianza, tu cuerpo, tus emociones y tu historia. Este tipo de devastación no es solo emocional; reconfigura tu sistema nervioso, sacude tus patrones de apego y puede destrozar tu sentido del Ser. Ya no eres quien eras antes.
 
El espacio intermedio es lo que identifica el verdadero proceso de sanación y recuperación del abuso y el trauma. Es el viaje de dar dos pasos hacia adelante, y a veces uno hacia un lado o hacia atrás, mientras continúas refinando tu sentido de autonomía y propósito. Esta fase de transición implica procesar recuerdos, emociones y experiencias somáticas que eventualmente conducen a la integración, donde desarrollas nuevas habilidades para la vida.
 
Este espacio se siente como un limbo extraño. Es un umbral, un lugar del que no oímos hablar. Glorificamos los avances, las historias del antes y el después, los triunfos y los momentos de "mírame ahora". Pero en este espacio tranquilo, solo estás tú y tu territorio interior, donde desenredas el trauma de tu Ser Verdadero, la seguridad del daño y la confianza en ti mism@ de la autotraición.
 
Este espacio liminal es donde estás reconstruyendo sin una hoja de ruta. Estás aprendiendo a vivir contigo mismo sin pestañear. Estás aprendiendo que el silencio no siempre es cómodo. Estás reconociendo que la sanación no siempre se ve ni se siente como alegría.
 
Estos sentimientos, sensaciones y descubrimientos pueden durar semanas, o incluso meses, en los que te sientes como en un estado de suspensión, en caída libre. Algunos pueden aferrarse a cualquier cosa que les ofrezca un rastro de familiaridad. Es en esta fase de sanación donde eres más vulnerable y susceptible a recaer en viejos hábitos, personas antiguas e incluso en viejos dolores. 
 
No verás este espacio caótico, a menudo incomprendido, de sanación de traumas en ningún Reel en Instagram, ni en ningún comentario positivo. Es crudo. Real. Sin glamour. Y es un trabajo profundamente personal que te permite encontrarte a ti mism@ tras las secuelas invisibles de la guerra psicológica y el abuso. No solo estás sanando, estás re-aprendiendo a vivir en un mundo que una vez te exigió silencio, cambió la narrativa para que encajara con su historia e insistió en tu sumisión y auto-abandono.
 
Así es como se ve sanar: No es pulido, no es perfecto, y no puede venir con un conjunto predeterminado de "reglas" u objetivos. Es único según tus experiencias vividas y algo profundamente... tuyo. Y…si aún te encuentras en ese punto intermedio caótico e incómodo, recuerda esto: no hay nada "malo" en ti. De hecho, lo estás haciendo todo bien.