ELĀ BLOG

DESCUBRE EL PODER DE TU CEREBRO

Oct 29, 2025

Tienes una de las herramientas más poderosas que existen en  tu cabeza. El cerebro, una supercomputadora biológica de un kilo y medio, está compuesto por 86 mil millones (más o menos unos pocos miles de millones) de neuronas, con más de 100 billones de conexiones sinápticas. Esto significa que tu cerebro es materialmente más complejo que toda la Vía Láctea que habitamos.
 
Desafortunadamente, aunque todos los humanos parecen estar equipados con esta tecnología mágica, no todos la usan correctamente. De hecho, la mayoría, francamente, la usan mal. 
 
¡Pero tranquil@, no es culpa tuya! 
 
El funcionamiento del cerebro no es del todo intuitivo, y a menos que seas neurólogo o neurocientista, nadie te lo ha enseñado. Así que, vayamos a lo básico:
 
El cerebro hace MUCHAS cosas:
Tu experiencia consciente es, en realidad, el resultado de dos procesos que ocurren simultáneamente. Mientras estás despiert@, tu cerebro está ocupado:
 
1. asimilando, observando e interpretando datos sensoriales de tu cuerpo, y
2. utilizando experiencias pasadas para intentar predecir y anticipar lo que experimentará.
 
En resumen, tu cerebro siempre está prediciendo lo que sucederá y comparándolo con lo que observa.
 
En un mundo ideal, ¡ambos coinciden! Las expectativas de tu cerebro y sus observaciones del mundo son, en su mayoría, similares. Sin embargo, si nuestras predicciones no coinciden con nuestras observaciones, se produce un error de predicción. Los errores de predicción captan nuestra atención principalmente porque el cerebro quiere determinar la causa de la diferencia entre lo que está experimentando y lo que se espera.
 
Tu cerebro trata los errores de predicción como rompecabezas que necesita resolver.
 
"Mmm, esperaba que fuera a la derecha, pero terminó yendo a la izquierda. ¿Cómo pasó eso?" — dice El Cerebro
 
El cerebro destina más recursos a intentar resolver el rompecabezas. Recibe más datos observacionales y realiza nuevas predicciones. Si logra resolver el rompecabezas, utiliza la nueva información para actualizar las predicciones futuras. Esto se llama… ¡Aprendizaje!
 
El cerebro repite este proceso una y otra vez, constantemente, para siempre: Predicción, Observación, Detección de Errores, Resolución de Rompecabezas, Aprendizaje.
 
¡Solo descansa de este proceso mientras duermes! Durante este tiempo, otras partes del cerebro se ocupan del proceso de consolidación. Toma lo aprendido y lo utiliza para construir modelos y simulaciones (es decir, recuerdos) del mundo en el que vives.
 
El objetivo del cerebro es intentar crear modelos mentales lo más precisos posible y minimizar la ocurrencia de errores de predicción.
El cerebro de todos hace estas cosas. Es un milagro computacional que la evolución y la biología, por sí solas, hayan podido construir y replicar un proceso tan sofisticado.
 
Pero aquí es donde las cosas se desorganizan…
Nuestras predicciones se vuelven cada vez más complejas a medida que aprendemos. Con el tiempo, descubrimos la capacidad de simular experiencias independientemente de la observación inmediata. En otras palabras, podemos usar nuestros modelos existentes para imaginar escenarios sin necesidad de comparar nuestra imaginación con la realidad.
 
Recuerda el proceso anterior:
Predicción → Observación → Detección de errores → Resolución de problemas → Aprendizaje
 
El cerebro puede omitir situacionalmente la "observación" y la "detección de errores". Se ve más o menos así:
 
Simulación (Predicción) → Resolución de problemas → Aprendizaje
 
La capacidad de disociar nuestra imaginación de la realidad es una herramienta poderosa que nos permite aparentemente "aprender" sin tener que "observar". Nuestro cerebro puede simular problemas potenciales y luego ponerse a trabajar en su solución. En manos de un experto en magia cerebral, esta herramienta es un superpoder.
 
Mucha gente usa mal su cerebro, lo que les causa sufrimiento innecesario al imaginar escenarios desastrosos e impredecibles que, aunque en realidad no ocurren, influyen en cómo se sienten. 
 
Aunque a menudo nos confunden haciéndonos creer que la rumia es productiva, en realidad nos distrae de conectar con el mundo y resolver problemas reales que, de hecho, nos harían sentir mejor.
No uses el poder de tu cerebro para sacar conclusiones precipitadas. En cambio, ¡ponlo a prueba y hazte preguntas más enriquecedoras y si tienes dudas pregunta directamente a la fuente en lugar de asumir!